Acer canadensis' Forest of Fanfiction

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Artwork | Lord of the Rings | Due South
Cultivation-- en espanol

Translated into Spanish by Chibi.  (Muchas gracias!!!)

 -Pero te diré esto: tu misión marcha ahora por el filo de un cuchillo. Un solo paso en falso y fracasará, para ruina de todos. Hay esperanzas sin embargo mientras todos los miembros de la Compañía continúen siendo fieles.

Y con estas palabras los miró a todos, y en silencio escrutó el rostro de cada uno. Nadie excepto Legotas y Aragorn soportó mucho tiempo esa mirada. Sam enrojeció en seguida y bajó la cabeza. [...]

- ¿Por qué enrojeciste, Sam?- dijo Pippin-. Te turbaste en seguida. Cualquiera hubiese pensado que tenías mala conciencia. Espero que no haya sido nada peor que un plan retorcido para robarme una manta

- Nunca pensé nada semejante- dijo Sam que no tenía ánimos para bromas-. Si quiere saberlo, me sentí como si no tuviera nada encima, y no me gustó. Me pareció que ella estaba mirando dentro de mí y preguntándome que haría si se ella me diera la posibilidad de volver volando a la Comarca y a un bonito y pequeño agujero con un jardincito propio.

El señor de los anillos, Libro II, Capítulo 7, página 401

 

- ¿Señor Frodo?- Frodo aun estaba echado- Señor Frodo, ¿no esta dormido verdad?- El tono de voz no indicaba que fuera una pregunta, y con un pequeño suspiro, se giró hacia la cara del hobbit.

- No, Sam

- ¿No has dormido muy bien últimamente verdad?- Era inútil negarlo. Desde que habían dejado Gondor atrás, no había conseguido dormir muy profundamente ni por mucho tiempo, levantándose con dificultad cuando era la hora de volver a ponerse en marcha, o estaba echado durante horas, despierto, escuchando la respiración pacífica de su siempre menguante banda de compañeros. Esa noche era una de esas noches de insomnio.

- No

- ¿Su mano le da problemas?

No necesitó mirarle para ver la ansiedad reflejada en el rostro de Sam, para leer ahí sus pensamientos, que serían sobre el contenido de su equipaje y el alcance de su campamento buscando algo que pudiera usar para aliviar el problema de su señor.

- No- miró de todas formas, para ver la pequeña ola de alivio borrando la preocupación - No- dijo sonriendo débilmente- Ni mi hombro ni mi herida. Estoy bien, Sam"

- No lo está, con perdón de usted señor. He sujetado mi lengua hasta ahora, pero deseo que me diga cual es el problema.

Frodo suspiró otra vez y se dio la vuelta, doblando sus brazos tras la cabeza para mirar las estrellas.

- Me siento... perdido, Sam. No estoy seguro de cómo llamarlo. 'La carretera siempre va hacia delante,' como decía la vieja canción de Bilbo, pero no estoy seguro de donde me lleva la mía.

- ¿Cómo? A casa por supuesto- contestó Sam. - El señor Bilbo volvió de su gran aventura, y tu harás lo mismo. No creo que tengamos que seguir vagando durante mucho tiempo, excepto para visitar y ser visitados.

- A casa, - murmuró Frodo, como si no hubiera escuchado el resto.- No estoy seguro dónde está ahora. Bolsón Cerrado ha sido vendida...

- ¡Señor! ¡Lo olvidé completamente!- exclamó Sam. Apenas recordando a tiempo que debía bajar la voz para no despertar a los demás.

- Y aunque Fatty aún estuviese en la casa de Cricava, no tengo memoria de esos días.

- Bueno, entonces tendrás que comprar Bolsón Cerrado de nuevo- dijo Sam, pensando que había llegado a una conclusión apresurada.

- Tendré- sonrió vagamente bajo la luz de la luna. - A Lobelia no le gustará la idea.

- Le guste o no, es tuyo por derecho. Ella tuvo su oportunidad

Frodo sacudió su cabeza

- Se la vendí justa y honradamente; es suya a no ser que la quiera vender. De todas formas es demasiado grande para mi solo, y tengo miedo de abandonarla a las telarañas si tu no estás allí para cuidarla.

- ¿Por qué? ¿A dónde supones que voy a ir?- preguntó Sam sorprendido.

Frodo se acomodó apoyándose en un codo para mirarle.

- Tú tendrás cosas que arreglar ¿no? Un bonito agujero con un pequeño jardín, como Galadriel te ofreció en Lorien.

Sam enrojeció y apartó la mirada-

-Eso no es así señor Frodo. Casi, pero me callé algo cuando Maese Pippin me preguntó. Era el jardín de Bolsón Cerrado el que Galadriel me ofreció.

Frodo casi rió.

- Entonces tendré que recuperarlo, si tanto lo quieres. Y cuando lo haga, será tuyo Sam. Lo cuidarás como quieras, y no para mi. Ya es hora de que tengas uno para ti de todas formas. ¿Por qué Sam, que pasa?

Sam estaba sacudiendo la cabeza, con una expresión apenada.

- Por favor, no me lo dé Señor Frodo.

- Pero ¿Por qué no? Te has ganado eso y mucho más. Todo lo que tengo sería poco para pagar lo que has hecho por mí.

- No es eso Señor Frodo, es solo que... no creo que me gustase tener un jardín solo para mí.

La expresión de Frodo se volvió de perplejidad.

- No lo entiendo.

Sam estuvo callado un minuto, mirando los árboles, luego, el dorso de sus manos mientras acariciaba la hierba.

- Hay muchos placeres en la jardinería, señor Frodo, y ser dueño de un jardín no es uno de ellos. Y si lo es, entonces es el último de todos, si me entiende. Hay placeres en la belleza de las flores, en el sabor de la cosecha, en el olor de la tierra. Y luego hay otro diferente, en mirar las pequeñas semillas convertirse en pequeños tallos verdes y luego verles crecer fuertes con agua, con fertilizante y cariño. E incluso hay placer, a veces, en los insectos y larvas, aunque, por supuesto, sean molestos y no les puedas dejar estar ahí, simplemente porque están vivos y disfrutan de la luz del sol y la lluvia. Pero la mejor parte de un jardín...

Se sentó, rodeando sus rodillas con los brazos y mirando fijamente el campo de nuevo.

- La mejor parte de un jardín es ver a alguien más disfrutarlo. Esa es la parte que se queda contigo, ese es el fin de todo, lo es aún cuando sudas por el calor y los insectos te pican, y las raíces de las malas hierbas han ahondado tanto que crees que deberás excavar toda la Comarca para sacarlas. Y está ahí en medio del invierno cuando todo está yermo y marrón. Y no hay nada excepto lo que tienes planeado en tu mente para la primavera. No es solo guisantes, plantas de azúcar o azucenas lo que estoy plantando, Señor Frodo. Estoy plantando también la sonrisa que aparece en su rostro cuando entro en su estudio y le despierto de entre sus libros para decirle que la cena ya está lista y usted recuerda de repente que está hambriento. O con los guisantes, usted entrando en la cocina por la tarde y cogiendo unos pocos pensando que no le veo. Estoy plantando y regando esa mirada en su cara cuando sale en una mañana de verano cuando aún no ha amanecido y se queda mirando al sol en las azucenas como si fuera la cosa más bonita imaginable.

Sam calló de repente, quizás recordando que no hablaba para si mismo, y enrojeció tan fuertemente que el cambio fue claramente visible incluso a la débil luz de la luna.

- Oh, Sam

Se forzó volverse hacia el sonido de su nombre y vio a Frodo mirándole con los ojos tan llenos de amor que parecía que estaba al borde del llanto.

- ¡A esa mirada me refiero! - Dijo atónito - Me pregunto que le hizo ponerla en este lugar

- Simplemente tú.

Sam no encontró respuesta a eso, así que después de un momento de embarazoso silencio, dijo

- Así que ya ves, por eso no quiero cuidar un jardín yo solo.

- Si, ya lo sé. Pero, oh, Sam, no deberías despreciar todo ese talento en un viejo como yo. Debes formar una familia

- Usted ha sido mi familia estos veinte años, Señor Frodo, mucho más que mi viejo padre y Marigold y los demás.

- Y tú has sido todo lo que tengo desde que Bilbo se fue, pero no me refiero a eso, Sam. No somos el tipo de familia que deberías estar cultivando ahora; estás en la época en la que deberías estar plantando niños.

Lo dijo de esa forma simplemente para utilizar la misma metáfora de Sam, pero reconoció el doble sentido en cuanto lo dijo. Se mordió el labio de abajo y sonrió.

Sam también lo cogió, y se rió entre dientes.

- Creo que lo que me ofrece es otro tipo de jardín, Señor Frodo, a no ser que me equivoque mucho- replicó de buenos modos.

- Me temo que has acertado- dijo volviendo a sonreír - pero quizás hay alguien en La Comarca que pueda ayudarte, a no ser que me equivoque mucho.

La sonrisa de Sam se convirtió en una mueca pensativa y se meció atrás y miró hacia delante en la distancia.

- Sí, lo hay. Aunque, donde quiera que esté ahora, no lo sabré hasta que vuelva. Hemos estado fuera mucho tiempo.

- Cualquier chica que no pueda esperar un año por ti no te merece, Sam. Aunque creo que si alguien en el mundo pudiera, debería ser Rosa. Es una chica muy dulce.

- Si lo es- respondió Sam, disfrutando sus recuerdos y las palabras de aprobación de Frodo- Pero, por supuesto, ella no podrá seguir queriéndome.

- Pues si no lo hace, otra vendrá que lo haga. Mientras tanto, eres bienvenido en quedarte todo el tiempo que quieras y practicar tu arte conmigo, con tal de tener tú, lo siento, mi jardín de vuelta contigo.

- Eso me gustaría, Señor Frodo - Sam miró los ojos de Frodo, profundos, ilegibles, y dudó, inseguro de lo que le estaba ofreciendo- Espere... quiere decir... ¿vivir allí?

- Si quieres- Frodo no había movido un músculo, su expresión era la misma.

Sam aguantó la respiración

- Oh, yo...- el mundo se inclinaba y giraba a su alrededor, y entre el tumulto pensó en algo que Galadriel había dicho, sobre que su misión caminaba por el filo de un cuchillo. Se sintió como si volviera a ese momento, y se fuera a caer de un momento a otro. Se balanceó y volvió en si como si las palabras de Frodo volviesen a él. Al mismo tiempo.

-Si... si lo hiciera, Señor Frodo, no se si podría... irme

- Entonces no vengas

Sam le miró extrañado

- Usted no está muy seguro de eso ¿verdad? ¿Por qué?

Frodo se sentó, juntando las manos y mirándole con un semblante serio.

- Porque hay mucho más en ti, Samsagaz Gamyi, de lo que tú has querido creer, más de lo que saldrá si simplemente te quedas de jardinero en Bolsón Cerrado. Quiero ver esas semillas convertirse en flores y frutas, Sam, y nunca seré feliz si se que no lo han hecho. Me encantan tus azucenas, Sam, y serán el doble de queridas para mi ahora que sé todo lo que las cuidas, pero prefiero ver a los niños que saldrán de tu jardín, o ver que has puesto aunque sea sólo la mitad de tu esfuerzo en cultivarte un poco a ti mismo.

Sam le miró asustado.

- Lo... lo intentaré, Señor Frodo.

- Prométemelo, Sam- había una mota de calor y sonrisa en la advertencia, y el amor había vuelto a sus ojos.

- Lo prometo.

Frodo sonrío entonces, y se soltó de una de las manos de Sam para subir un dedo y deslizarlo por su mejilla. Por un momento Sam pensó que iba a besarle, y su corazón palpitaba desbocado en una mezcla de deseo y miedo. Pero en vez de eso, se recostó, aún sonriendo y sin soltarle la otra mano.

- Gracias Sam

- De nada, Señor Frodo- dijo automáticamente, y la frase sonó tan ruda y ordinaria que ambos rieron.

Frodo se acostó para tenderse a su lado y se enroscó sobre su hombro como siempre.

- Creo que ya puedo dormir, Sam. Has hecho el camino un poco más claro, por un momento de todos modos. Mi oferta sigue en pie, si no te molesta, a no ser que cambies de opinión.

- ¡Oh, me gusta!- exclamó con una sombra de mofa e indignación, haciendo como si empujase a Frodo de su hombro.- ¡¿Cree que podré dormir ahora, con una decisión como esa rondando en mi cabeza?!

Pero no obtuvo respuesta, y después de una pausa momentánea, envolvió con las mantas a él y a Frodo. Un rato después, a pesar de las palabras dichas, ya estaban profundamente dormidos.

 

- Comprendo- dijo Frodo-. ¿Quieres casarte, pero también quieres vivir conmigo en Bolsón Cerrado? Mi querido Sam, ¡nada más sencillo! Cásate lo más pronto posible, y ven a instalarte aquí con Rosita. Hay espacio suficiente en Bolsón Cerrado para la familia más numerosa que puedas desear.

El señor de los anillos, libro VI, capítulo 9, pág 332